lunes, 7 de marzo de 2016

Una no-madrugada.

Valientes.

De mirarnos a la cara
y decirme que me quieres.

Que falta fuerza
y sobran ganas
de cogerte
y romperte los esquemas,
de destrozarte a besos,
de arañarte la espalda
y contar cuántos lunares hay hasta tu cuello.

De echarte de menos
porque no estás en este invierno,
de decirte que me faltas en mis noches
y me sobras en mis recuerdos.

Que no somos ceniza
porque todavía hay fuego,
aunque nos empeñemos en no verlo
y digamos que no morimos
por no tenernos,
cuando sabemos que cada mañana
sin tenernos al lado
es como si nunca nos hubiéramos despertado.


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